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Montaña

Estas sentado en la acera, en un cordón de vereda.
La brisa es suave y fresca. Los pájaros dialogan.
La ciudad quedo lejos, los ruidos, las familiaridades mundanas y esa versión de vos mismo que por momentos ni siquiera te atreves a espiar.
La brisa sigue pasando, las agujas no dejan de recordarte que este momento debe de terminar.
Te preguntas el porque, la lógica de todo esto y todo aquello. Realmente existe? Hay un motivo por el cual tengas que tapar tus deseos con ciudades atestadas de gente, caprichos, superficialidades?
Seguís sentado, los pequeños cambios se van sumando, la forma en que la luz se refleja, la sensación de la brisa en tu piel, la humedad del aire que respiras.
Todo parece mas claro, o con mas incertidumbres, mas cosas para meditar, mas motivos por los cuales disfrutar, mas ideas por las cuales vivir.
Todo cambia excepto vos... Cambias? O es tu percepción del entorno la diferencia? Sera que ya no sos el mismo? Sera solo un instante? Sera toda una vida?
El tiempo pasa y cual tortura no podes dejar de pensar en el. En esa manera de regirte, de organizarte, de...
Te levantas, los pájaros quedan detrás, la brisa se torna ruido.
Pero ya no es igual, ya no lo percibes igual, algo cambio.

El tiempo definitivamente ha caducado.

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