Viviendo la ciudad

Tan solo partió, su rumbo parecía incierto, pero su destino fue muy claro, lejos de él. A ella la esperaban, él solo espera; alguna noche incierta tras copas en exceso ella aparezca, sea única, sea de él. Complicadas son las historias que nunca comienzan, ya que de infinitos futuros hacemos un presente único, en soledad. Sus brazos la recibían, ella ya ahí, su cuerpo presente, sus pensamientos en lo lejos. El tiempo pasó, lo que ayer no fue correspondido hoy se desaíra. Porque hoy si, y ayer no, inquirió ella en tono desafiante…. Porque ya no somos los que éramos retruco él. El taxi se alejo. Lejos, tan lejos que el amor deja de lastimar para ser historia.

Caminaba el muy tranquilo, yendo siempre aprisa, con su paso ligero de llego tarde; con esa tranquilidad de la puntualidad. Decidió hacer una parada, 3 minutos sobraban para comprar un atado, Marlboro obvio. Fue ahí donde la vio, ella aprisa, tratando de no demorar demasiado en la acera, casi corriendo con esos tacos. Lucia pollera a la Audrey Hepburn, y una actitud.... difícil de describir. No lo pudo evitar, tuvo que seguirla; pensó en decirle algo, pero como reaccionaria ella?, era complicado, mas de lo que parecía. La noche era oscura, los abrazaba, a 10 metros de seguridad para él. A 10 metros de problemas ella. Los cigarrillos habían quedado atrás, ella por delante, pero su paso se aceleraba, tal vez lo sospechaba, el no quería estar tan solo, y ella? Los metros pasaban y el no se anima, ella se impacienta y su caminar se acelera. Llegando a la esquina para un taxi, ella se aleja. Otra vez sin palabras, otras vez con oportunidades perdidas. Como ya han dicho por ahí “Cada mujer