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Mirada de niño

Que largas eran las vacaciones a los 8 años. Casi podría decir que el aburrimiento teñía las tardes de verano, largos y repetitivos. Martín no me daba mucho espacio dentro de su grupo de amigos, supongo que no tenían ganas de jugar con nenes. Siempre existía la posibilidad de ir a la playa con mama, pero desde ese entonces no me llevo bien con el agua de mar. El salitre me resacaba la piel y se sentía pegajosa, la arena tampoco era de mi gusto, quemando la planta de mis pies y metiéndose por todas partes. Pero lo peor era la combinatoria de ambas, ese efecto milanesa cuando se juntaban nunca fueron santo de mi devoción. La diferencia mas grande entre las vacaciones y las clases, no era el uso que le daba a las horas del día, era el frio del invierno a las 8 de la mañana. Aún me recuerdo durmiendo en piyamas, sin ganas de salir de la cama porque el frio hacia doler los huesos. Orejas heladas y manos que no se asoman desde las frazadas. Cambiarme debajo de las 4 cobijas era un privi
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El Barco

Tal vez fue la repetición constante del parecido entre mi hijo y yo lo que emprendió la pesquisa de las fotos de   mi infancia. M olestaba, perturbaba, y se llevaba mi desvelo, como el goteo del baño al momento de dormirme, que se repite crispándome nervios, así se sentía. Así comenzó la búsqueda, de esos recuerdos de Polaroid que pretendían alcanzarme. Ese álbum guardado en un altillo polvoriento, así se supone que acallaría esas voces. Pero me equivoque, no encontré solo imágenes, allí había una niñez olvidada. Fotos que construyeron un pasado incierto, tal vez inventado.  Así recuerdo mi infancia; una sumatoria de escenas inmóviles, y en tan solo algunas, unas pocas emociones. Pero hay un recuerdo, tan único como la imagen que representa. Me encuentro sentado con mis piernas abiertas, tendría 4, o tal vez 5 ; quien pudiera saberlo. Piso de cemento, polvillo de años y ese olor a hierro viejo mezclado con humedad. Una gran mesa con un rio p or donde los  barcos  navegan ,

Buscando el reflejo

Las caras de la soledad pasan, saludan se emborrachan.  Parado en la barra veo pasar los rostros sin color de la vida que sobreviven. Cuál es el sentido del todo, si la supervivencia es el fin.  Conocen la felicidad aquellos que no tienen oportunidad de tocarla? Sonando en el mientras esa melancolía de rock Argento, que no logra despegarse del tango. sus rostros se rasgan, por el sol, por el frío  por la soledad de la no espera. La intoxicación acompaña la desesperanza de la vuelta a casa. Sin brazos que abracen, ni bocas que besen, cuál es el fin del retorno. Cuál es el fin de mañana cuando pareciera que no debe comenzar. Soy testigo de las imágenes descoloridas de las almas solas, de espíritus quebrados, de desesperanza. Pensando pienso, en que momento, fue que ocurrió, que su rostro se rasgo, su retorno no tuvo fin, su desesperanza perforó su ser. Destino cierto el de caminar a la vera de la prostituida  felicidad que dijeron prometer y que no existió, existe o exi

Mi Muerte

Lo único inevitable en esta vida es la muerte, reflexiono frente a mi hijo de meses. Como se desmorono todo en un santiamén. Que distinto seria todo si hoy fuera ayer. El pensar que pienso lo correcto fue clave para perder lo que tanto me llevo construir. Error, errores, algunos mayores, algunos menores, pero todos hechos que me trajeron al hoy, esta realidad opaca y sin futuro que espero agonizante ver partir. Ya esta, ya fue, eso que profesabas, eso que tenias, eso que teníamos, y perdimos. Mis errores, los tuyos, la realidad de la angustia que me distrae de lo importante. Hijo, hijo, eso que construimos y perdí. Frases hechas desangrando el antojo del olvido. Tan solo te dejo un adiós, la fortuna la perdí al encontrarte y el amor en un olvido. Adiós, adiós, hijo mío te abandono... Solo recuerda que no fue lo que quise... Es tan solo lo que pude. PERDON.

Espacio

Llévame ahí, a ese lugar donde los recuerdos no te alcanzan. Arrástrame allí, donde el partir es solo desprenderse. Quiero estar allí, donde ya no haces daño. Llévame ahí, donde tus 21 gramos son los míos. Arrástrame allí, donde me abraza el olvido. Quiero estar allí, donde ya no daño. Llévame ahí, el amor se hace eterno. Arrástrame allí, donde una vez nos separamos. Quiero estar allí, donde no nos dañamos.

Que Días!

  Una cerveza? Se oyo del otro lado de celu. Nunca se le niega eso a un amigo, pensó Martin cuyo día lo había llevado al hartazgo. Media hora después estaban ambos sentados en un bar palermitano, ese que si no conoces deberías, buena música, buen ambiente, buena vista y ambiente heterogéneo. La llegada de Tincho se hizo esperar, al menos pensó Hipo que no toleraba ni siquiera su propia ansiedad. La charla comenzó con una descargaba pavorosa sobre las perspectivas a futuro que tenia y los cambios que le estaban pidiendo realizar, mientras Clapton entonaba Layla. Y transcurrió algo como esto. - Como te fue hoy? - Otro dia de merd… - Pero flaco para un poco no pueden ser todos los días iguales…. - Tenes razón, lo que pasa es que esta complicado, me están pidiendo un cambio que por mas que intento siempre me quedo corto. - Pero es natural, es parte de la evolución, deberías estar contento de que al menos tiene ese curso la cosa. Fíjate mi caso, años y sin ningú

Soles

Sol de invierno que abraza mi locura. Sol de manana que ilumina mi imaginacion, entre textos de poetas que nunca igualaré, entre memorias de recuerdos innolvidables. Sol de poetas que iluminan estas lineas para ser recoradas, aprendidas, memorizadas. Sol de manana de invierno que debe desaparecer para dar teatrealidad a este universo de piadosa miseria. Sol de invierno que se aparta dejando lugar a bambalinas, tachos y actores. La noche se acerca, y los textos, los poemas deben ser accion. Son accion en ese lugar donde el universo se detiene y los soles brillan y las energias no expiran. Los mil soles de las tablas improvisadas de mi imaginación.