Ir al contenido principal

El Barco

Tal vez fue la repetición constante del parecido entre mi hijo y yo lo que emprendió la pesquisa de las fotos de mi infancia. Molestaba, perturbaba, y se llevaba mi desvelo, como el goteo del baño al momento de dormirme, que se repite crispándome nervios, así se sentía.

Así comenzó la búsqueda, de esos recuerdos de Polaroid que pretendían alcanzarme. Ese álbum guardado en un altillo polvoriento, así se supone que acallaría esas voces. Pero me equivoque, no encontré solo imágenes, allí había una niñez olvidada. Fotos que construyeron un pasado incierto, tal vez inventado. 

Así recuerdo mi infancia; una sumatoria de escenas inmóviles, y en tan solo algunas, unas pocas emociones.

Pero hay un recuerdo, tan único como la imagen que representa. Me encuentro sentado con mis piernas abiertas, tendría 4, o tal vez 5 ; quien pudiera saberlo. Piso de cemento, polvillo de años y ese olor a hierro viejo mezclado con humedad. Una gran mesa con un rio por donde los barcos navegan, que años después descubrí que era un banco de carpintero, y mi abuelo. Tal vez vale la pena aclarar, que no era mi abuelo, era el esposo de mi abuela y mi padrino, o tal vez no corresponde el comentario ya que no suma nada al relato.

Volviendo, pasaba largas tardes en ese galpón, lleno de frascos de mayonesa Hellmman´s con toneladas de tornillitos categorizados, por tamaño, rosca, uso, tipo de cabeza, y alguna categoría mas que podía ser útil, o inútil. Yo era ese niño sentado en el piso mirando un gigante de metro ochenta con quien compartía el placer único de la imaginación. Así elegí mi profesión, carpintero; luego electricista... hasta que termine queriendo ser ingeniero electrónico. Esto fue muchos años después del clavo en la madera, ese, tan grande que las velas de un gran barco podían desplegarse desde él. Y el cubo impenetrable, que con mi fuerza y mi falta de puntería permanecía impoluto a mi impotencia.

Ahora que lo pienso, ahora que lo miro, ese es mi hijo. No somos solo imágenes calcadas con la fuerza de un lápiz con los trazos esforzados del intento de copia. Él con sus cuatro y medio, y con mucha menos paciencia tiene mas cosas comunes que las reflejadas por un espejo.
Guardando las fotos con olor a humedad y polvorientas, con un dejo de historia y otro de verdad, me pregunto como será su transito por la vida. Sera clavo el mástil de velas desplegadas o ancla en algún puerto fortuito.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mirada de niño

Que largas eran las vacaciones a los 8 años. Casi podría decir que el aburrimiento teñía las tardes de verano, largos y repetitivos. Martín no me daba mucho espacio dentro de su grupo de amigos, supongo que no tenían ganas de jugar con nenes. Siempre existía la posibilidad de ir a la playa con mama, pero desde ese entonces no me llevo bien con el agua de mar. El salitre me resacaba la piel y se sentía pegajosa, la arena tampoco era de mi gusto, quemando la planta de mis pies y metiéndose por todas partes. Pero lo peor era la combinatoria de ambas, ese efecto milanesa cuando se juntaban nunca fueron santo de mi devoción. La diferencia mas grande entre las vacaciones y las clases, no era el uso que le daba a las horas del día, era el frio del invierno a las 8 de la mañana. Aún me recuerdo durmiendo en piyamas, sin ganas de salir de la cama porque el frio hacia doler los huesos. Orejas heladas y manos que no se asoman desde las frazadas. Cambiarme debajo de las 4 cobijas era un privi

Buscando el reflejo

Las caras de la soledad pasan, saludan se emborrachan.  Parado en la barra veo pasar los rostros sin color de la vida que sobreviven. Cuál es el sentido del todo, si la supervivencia es el fin.  Conocen la felicidad aquellos que no tienen oportunidad de tocarla? Sonando en el mientras esa melancolía de rock Argento, que no logra despegarse del tango. sus rostros se rasgan, por el sol, por el frío  por la soledad de la no espera. La intoxicación acompaña la desesperanza de la vuelta a casa. Sin brazos que abracen, ni bocas que besen, cuál es el fin del retorno. Cuál es el fin de mañana cuando pareciera que no debe comenzar. Soy testigo de las imágenes descoloridas de las almas solas, de espíritus quebrados, de desesperanza. Pensando pienso, en que momento, fue que ocurrió, que su rostro se rasgo, su retorno no tuvo fin, su desesperanza perforó su ser. Destino cierto el de caminar a la vera de la prostituida  felicidad que dijeron prometer y que no existió, existe o exi

Soles

Sol de invierno que abraza mi locura. Sol de manana que ilumina mi imaginacion, entre textos de poetas que nunca igualaré, entre memorias de recuerdos innolvidables. Sol de poetas que iluminan estas lineas para ser recoradas, aprendidas, memorizadas. Sol de manana de invierno que debe desaparecer para dar teatrealidad a este universo de piadosa miseria. Sol de invierno que se aparta dejando lugar a bambalinas, tachos y actores. La noche se acerca, y los textos, los poemas deben ser accion. Son accion en ese lugar donde el universo se detiene y los soles brillan y las energias no expiran. Los mil soles de las tablas improvisadas de mi imaginación.